Odio las cartas literarias, cuidadosamente preparadas, copiadas y vueltas a copiar; yo me siento a la máquina y dejo correr el vasto río de los pensamientos y los afectos, escribió Julio Cortázar en 1942: una declaración de principios que mantuvo siempre. En estas cartas, que pueden leerse como diario personal, autobiografía y cuaderno de bitácora de sus libros, se asiste a la creación de un estilo inconfundible. Con curiosidad permanente, Cortázar da cuenta de todos los aspectos de su actividad como escritor, de sus desvelos políticos y sus vaivenes personales, hace el balance del día, opina sobre lo que lee, lo que escucha y lo que ve, relata sus andanzas como traductor, como militante revolucionario o como defensor de los derechos humanos.
688 Paginas
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